sábado, 15 de agosto de 2009

Del Reggaeton y otros demonios

Del Reggaeton y otros demonios


He querido, con toda intención, establecer una especie de similitud entre el título de la conocida novela de García Márquez y el artículo que ahora escribo.

Muy a pesar de la llevada y traída —por demás que esgrimida hasta la saciedad— pérdida de valores (que insisto en definir como crisis, no pérdida) que sufre nuestra sociedad cubana de hoy; y de la cual se hace responsable, no sin cierto nivel de razón, a la hecatombe de los años 90, no deja de ser cierto que la irrupción del género musical que da título a este escrito en nuestro espectro sonoro nacional ha servido también como punta de lanza en tales menesteres.

Y antes de que se me venga encima la arremetida de sus apologistas, aclaro que no dejo de reconocer que existen propuestas aceptables dentro de los cultivadores de este género, tanto dentro como fuera del país; siendo digno de mención el puertorriqueño Luis Armando Lozada Cruz —verdadero nombre del conocido Vico C—, considerado el Padre del Reggaeton. No es para nada similar la calidad y contenido del reggaeton cultivado por Vico C que el «cultivado» por casi cualquiera —trato de no pecar de exagerado— de los ejecutores domésticos. No hay nada de similitud en cantarle al Amor, a los problemas sociales, a la traición de un amigo, que ensalzar y hasta promocionar la vanidad, el consumismo, la denigración del sexo femenino —y por qué no, el masculino también. En honor a la verdad, si alguno de las propuestas nacionales merece mi aprobación, hasta el momento sólo los muchachos de Kola Loka —con su propuesta pletórica de humor y cubana picardía— se llevarían las palmas.

Para colmo de males y de colmos, prácticamente ninguno de los medios audiovisuales de difusión masiva escapa al «embrujo» de los Baby Lores —y quienquiera que sea el que lo acompañe a dúo—, Nando Pro, Jacob Forever y Alexander, Gente de Zona y demás integrantes de una larga lista que cada vez crece y crece, cual ornamental enredadera, sin dejar de agregar a algunos foráneos como Don Omar, Tego Calderón, donde lejos de talento musical o artístico, lo que sí generalmente sobran son la chabacanería, las obscenidades verbales, gestuales y de toda índole, la desacreditación de los mejores valores del ser humano, entre otras cosas que sería imposible, a la vez que titánica tarea, tratar de enumerar aquí. Vale añadir que sus códigos comunicativos, tanto gestuales como verbales, encuentran no poca aceptación en buena parte de nuestra juventud. Si la solución fuera ir desplazando paulatinamente su presencia en los medios audiovisuales, no hubiera de qué preocuparse. A fin de cuentas, Fidel ha reiterado en varias ocasiones que la cultura debe ser espada y escudo de la Nación, así que por qué seguir impasiblemente haciéndole el juego a los que nadan contra la corriente. Pero la cosa se complica al voltear la cabeza y descubrir que en la alarmante mayoría de los establecimientos gastronómicos, centros nocturnos, etc., se les da escandalosa y altisonante difusión a este género musical; aincluos a reconocidos desafectos del sistema social cubano, siendo digno de destacar el caso del connotado Willy Chirino. Hasta donde puede apreciarse, la gastronomía y el Reggaeton de cualquier factura y nacionalidad pudieran catalogarse como estrechos aliados.

Es que hasta en la dicción, la manera de comportarse, la forma de gesticular, hay diferencias notables entre los reggaetoneros cubanos y los puertorriqueños, por citar un ejemplo. No hablo de la vestimenta, pues en eso sí que se asemejan bastante. Entonces, si por un lado hablamos de rescatar los valores perdidos, del mal camino que toman muchos de nuestros jóvenes, de la necesidad de que la honradez, la honestidad, la cortesía y muchos valores más retornen a nuestro entorno, ¿por qué entonces seguir manteniendo al lobo dentro del rebaño? Concuerdo con que es fácil decirlo, escribirlo, pero la solución no puede ser de uno solo y mucho menos una lucha fragmentada.

Quién sabe si, en lugar de desaparecer irremediablemente, el Reggaeton y sus ejecutores acaban por emular y hasta superar las buenas propuestas que, tanto desde dentro como fuera de nuestras fronteras, pueden llegarnos. Esperemos que así suceda, por el bien de todos —reggaetoneros incluidos.

1 comentario:

  1. Gracias de antemano por hacer mención de quien considero uno de los artistas que más de cerca ha tocado en mi opinión la solución a todos nuestros males, hay un tema que lo refleja: "Donde Comienzan las Guerras", puede sonar utópico, pero es justo dentro del corazón, es ahí mismo donde comienzan todos nuestros males, dentro del corazón mío, tuyo, de aquel, del otro, de todos, comencemos por cambiar nosotros mismos y cambiará el mundo, comencemos por trasplantar nuestro corazón y todo lo cero positivo que llevamos por dentro y comenzaremos a ver otra realidad. Saludos del Rosario, tu hermano, el negro.

    ResponderEliminar

Sus comentarios y opiniones deberán ser revisados y aprobados por el autor de este blog, previo a su publicación.